jueves, 22 de marzo de 2012

Un ratoncito se comió mi comida


En días recientes, un grupo de Madres y Padres blogueros nos reunimos en un Mc Donalds. Allí charlábamos y discutíamos proyectos futuros. El hambre apretaba y de repente aparecieron en nuestra mesa unas cajitas con un producto nuevo llamado “Chicken McBites”, que no son otra cosa que pedacitos de pechuga de pollo empanados y sazonados.



Les cuento que “Super Guillo”, el hijo de mi amigo de Piccolo Mondo, ni corto ni perezoso abrió la caja y le metió el diente a aquel delicioso pollito. De entre las siete salsas a escoger, al chico le gustó la Creamy Ranch.



Como ví que el niño llevaba un ritmo bastante aceleradito, decidí probar y les digo que saben super ricos. A mí me gustaron las salsas Chipotle BBQ y la Sweet Chili. Para bajarlo me tomé un “smoothie” de mango-piña que es delicioso.



Seguimos hablando y entre una cosa y otra cuando fui a probar un poco más, noté que “un ratoncito se comió mi comida” , Jajajaja. Ya saben quien fue y aquí les presento evidencia fotográfica.
© 2012-Carlos Torres

jueves, 15 de marzo de 2012

"Papá, ¿cómo es que un avión puede volar?


Desde que era pequeño siempre quise ser Piloto de aviones. A los demás les preguntaban y decían, bombero, policía, maestro, doctor, entre otras. Pero yo fui consistente hasta poco antes de  entrar a la universidad.  Por algunas razones que no discutiré, desistí de la idea pero el deseo nunca se apagó.



El universo conspiró y me unió a una mujer maravillosa cuyo hermano es el mejor piloto comercial que conozco. Este último volvió a despertar en mí el deseo de aprender a volar. Me llevó varias veces al simulador de vuelo y hasta se ofreció a darme las clases privadas para sacar la licencia, pero por ser tan bueno en lo que hace, una compañía de Arabia Saudita lo contrató y se lo llevó bieeeen lejos para volar para ellos. Adiós maestro.



Para mi cumpleaños, mi esposa me regaló una clase para mantenerme motivado y les confieso que hasta lloré cuando recibí mi obsequio.



Bueno, llegó el día y me invadió una felicidad casi indescriptible. Luego de un repaso en tierra me subí al avión y surqué los cielos.
©2012, Carlos Torres



Ya en tierra me reuno con mi familia y mi hijita me pregunta:
© 2012, Carlos Torres



─”Papá, ¿cómo es que un avión puede volar si ni siquiera mueve las alas como los pájaros?



“Pan comido” pensé



─”Fácil. Los aviones tienen motores potentes. El piloto acelera el avión y cuando gana gran velocidad levanta la nariz de la nave. El avión comienza a subir mientras el viento corre por debajo”.



─”¿Y cómo es que no se cae si es tan grande y pesado? Preguntó



─”Pues las alas del avión tienen un borde curvo y mientras está en vuelo, el aire que pasa por encima de ellas se mueve más rápido que el que pasa por debajo, el cual es más lento pero empuja el avión hacia arriba. ¿Entendiste?”.



─”Ehhh, no entendí nada de nada”.



Jajajaja, y yo pensé que era fácil de explicar. Ni hablar de llamar a mi cuñado para que me salvara, ya saben, la llamada me podría costar el salario de un mes. Así que esta vez me quedé sin una respuesta apropiada.







¿Qué aprendí de esto?
Que no siempre tendremos una contestación para todo, pero al menos debemos hacer el esfuerzo.



Los dejo con el vídeo que me tomó el pequeño cineasta de la familia.
©2012, Carlos Torres


jueves, 8 de marzo de 2012

De pie o sentado


Cuando se tiene una hija como la mía, muy analítica, podría representar que te pondrá en apuros muuuchas veces con sus preguntas. Esa precisamente es la cualidad que más admiro de mi chiqui porque significa que es un ser pensante, se ocupa en aprender y muy difícilmente le tomen el pelo. Hasta que no quede satisfecha te bombardeará con preguntas.



Una de esas veces, me atacó con una pregunta que al parecer podría ser tonta o simple, pero me tomó por sorpresa. Esto fue lo que pasó:



─”Papi, ¿por qué Dios hizo que las niñas orinen sentadas y los niños de pie?” preguntó

─”Pues porque somos diferentes. Las niñas tienen vagina y los niños pene” respondí

─”Nooo papi, ¿por qué?

─”Ya te dije, somos diferentes”

─”Si, ya lo sé, pero ¿por quéee?

─”Tú tienes vagina y yo pene, por eso”.

─”Papi, sigues sin entender mi pregunta. ¿Porqué Dios hizo que los niños orinen de pie y las niñas sentadas?”



Ya yo estaba ligeramente incómodo y para salir del apuro le contesté:


─”Mira nena, porque somos diferentes. Si tú orinas de pie se te van a orinar las piernas”. ¿Entendiste?

Se quedó pensativa por unos segundos y me dice:


─”Ahhh, ahora entiendo. Tienes razón y me hace mucho sentido. Gracias por contestar mi pregunta”.



¿Qué aprendí de esto?


Que a veces las respuestas menos rebuscadas son las más apropiadas. 

jueves, 1 de marzo de 2012

"Papá, debiste detenerme"


Hacía un tiempo que mi hijo venía pidiéndome que lo llevara a Plaza Las Américas para comprar unos muñecos de “Dragon Ball Z” en una tienda de coleccionistas. Ya con saber el tipo de tienda me sospechaba que los dichosos muñecos costarían un ojo de la cara y la mitad del otro.


Estuve evadiendo el asunto toda la semana, pero el chico se encargó diariamente de recordarme el  asunto. Al parecer se dio cuenta de que su Padre no tenía intensiones de hacer semejante inversión y finalmente tomó una decisión:


─”Ok papá, que tal si me llevas y los compro con mi dinero”

─”Me parece bien” le contesté.

 Agarró su cartera y con ella sus ahorros. Estaba súper feliz. Por fin tendría los anhelados action figures.

 Llegamos a Plaza y de camino a la tienda me dijo un millón de veces lo emocionado que estaba. Al fin llegamos. Entramos y comenzamos la búsqueda. En los estantes no encontramos lo que buscábamos y me dice:



─”Que tal si preguntamos a un empleo”

─”Empleado” le corrijo.

─”Sí, empleado” me contesta.

─”Ok, ve y pregúntale a la chica de la caja registradora”
 
Se dirigió hacia la chica y le dice:
 
─”Con permiso, estoy buscando un Goku o un Vegeta. ¿Los tienes? Preguntó.

─”Déjame ver” ella contesta


Buscó en los estantes y no encontró nada. Mi chico puso cara de frustración y le pedí a la chica que si era posible que buscara en el almacén, a lo que amablemente accedió.


Al fin llegó con tres muñecos en sus manos y el brillo en los ojos de mi hijo era tan especial que hasta yo me emocioné. Bueno, ahora la parte difícil, escoger uno. Le pregunto al chico:

─”¿Cuál quieres?”

─”No sé, ¿pueden ser los tres? preguntó

─”Déjame preguntar cuánto cuestan”


Le pregunto a la empleada y al decirme el precio esta fue mi reacción:

─¿Cuaaaantooo? Exclamé sorprendido como Maceta Jiménez*

─”Sí, ese es el precio de cada uno. Recuerde que son de colección”.


Le digo al chico que solo podía comprar uno porque eran muy caros, pero él me dice que tiene el dinero. Yo traté de convencerlo pero me dijo:


─”Papá, míralos, son fascinantes”

─”Chico, son muy caros. Compra solo uno”. le insistí


Acto seguido vino la sorpresa de la noche. Algo que nunca había visto a mi hijo hacer. Negociar el precio. Quedé maravillado y lo dejé trabajar la situación solito. Logró una buena rebaja, pero aún así eran muy caros (no les diré el precio para que no infarten). Terminó comprando dos de los tres muñecos y estaba súper contento.
©2012-Carlos Torres


Al salir de la tienda le comenté de lo caros que eran y que había gastado casi todos sus ahorros. Se puso nervioso y me dice:

─”Papá, debiste detenerme”


¿Qué aprendí de esto?

Habrá quien piense que sí debí detenerlo, pero ahí estaba la lección. Había que dejarlo pasar por la experiencia para que así entendiera lo que es malgastar el dinero y sus consecuencias. Enseñemos a nuestros hijos el valor del dinero. El mío asegura haber aprendido la lección (esa es la idea).




*Maceta Jiménez es un personaje de la televisión puertorriqueña que representa a la gente tacaña.