lunes, 6 de agosto de 2012

Te regalo un cuento


Hay un refrán que dice: “hijo de gato, caza ratón”. Con esto les quiero decir que cuando los hijos nos ven hacer cosas, nos quieren imitar. Un ejemplo de esto es que la Chiqui me ha visto escribiendo y ella también se ha interesado en escribir. La diferencia es que yo no soy escritor, sino más bien un narrador de los eventos de mis hijos. Ella en cambio, sí es una escritora porque todo lo que escribe es producto de su imaginación, y eso no es fácil.


Otra cosa que ha empezado a imitar es hacer obras de caridad, ya que su madre se involucra en muchos proyectos de esta índole (shhhh, que mi esposa no se entere porque no le gusta que nadie sepa que lo hace). Un ejemplo de esto sucedió el pasado 21 de julio de 2012 en el Hospital de Niños San Jorge.


Allí nos dimos cita por invitación de  una organización sin fines de lucro llamada Un rayito de sol en tu habitación para entregar una mochila, que en su interior tuviese artículos escolares, a los pacientes del piso de oncología. Mi esposa y una compañera de trabajo prepararon  una y fuimos a entregarla.

Nos acomodamos junto a la mesa y cuando venían los niños les entregábamos la que más les gustara.


De repente, llega este angelito en brazos de su padre. Una niña de algunos cuatro años, con los ojos más hermosos que he visto y con una mirada tierna. Buscaba entre las mochilas y al fin encontró la que le gustaba.


En ese instante noté que mi hija buscaba algo en su cartera. De ella sacó unos papeles y se dirigió al padre de la niña:


─Permiso, ¿le puedo regalar un cuento a su hija?, preguntó.

─Claro, dijo él.


Es aquí que se me formó un nudo en la garganta y me emocioné muchísimo. La Chiqui se desprendió de uno de sus cuentos para regalárselo a aquella pequeña.


Le entrega el cuento a la niña y le dice:

©2012-Carlos Torres

─Dile a papá que te lo lea cuando te sientas un poquito mal para que te alegre.


Luego se acerca al padre y le dice:


─Por favor, léaselo para que se sienta mejor.

─Así lo haré, no te preocupes.


Yo, al ser testigo de aquello, no me pude sentir más orgulloso de mi hija.


De regreso a casa vamos hablando de la actividad y de repente la nena me pregunta:


─Papi, ¿Cuál es tu propósito en la vida?


Uff, que fuerte la preguntita. Demasiado profunda para una niña de su edad.


─Ehh, pues pienso que protegerlos, amarlos, darles una buena educación y muchas cosas más. ¿Y el tuyo, cuál es?, le pregunté.


─Ser feliz y hacer feliz a los demás.


Wow, y bien que sí. Acababa de darme el mejor ejemplo al regalarle un cuento a aquel angelito, que lo recibió con una enorme sonrisa.


¿Qué aprendí de esto?


Lo que sembramos es lo que cosechamos. Sigamos siendo buen ejemplo para nuestros hijos y de seguro las cosas mejorarán.





8 comentarios:

  1. Tu niña es una genio. La admiro muchísimo! Y de grandiosos padres, grandiosos hijos. Saludos!

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  2. Está muy bien enseñar a nuestros niños a hacer el bien, pero hay que tener cuidado.

    "A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder." - Eduardo Galeano.

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  3. Sniff! Me hiciste llorar. Esa chiquitina es super especial pero mas especial son sus padres. Tan bella!!!!

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  4. Wow que linda historia.Necesitamos sensibilizar más a nuestros chiquitos...solo así llegaran a ser mejores adultos en el futuro.

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  5. Hermosa historia. Que detalle más hermoso el de tu hija.

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  6. Este tipo de historias son las que te agarran el corazón y se te cuelgan del alma. Bravo para la Chiqui!!!

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