¿Quién no se acuerda cuando aprendió a
correr bicicleta sin las rueditas de atrás? ¿Recuerdas que estabas asustado?
¿Recuerdas a tu Padre gritándote “¡Pedalea, pedalea!”? Pues ahora es mi turno de
enseñar.
Para unas Navidades, mis hijos pidieron
bicicletas y las recibieron. Yo, como todo padre, comencé la tarea de
enseñarles, pero mi viejo nunca me dijo que era tan difícil. Así que decidí
volver a instalar las famosas rueditas.
Un día, mi hijo salió a correr su bici -aún
con las rueditas de atrás- y a los pocos minutos regresó
furioso.
─Estúpida
bicicleta─gritó.
─¿Qué pasó?─le pregunté.
─Esos niños me dijeron que me veo tonto con
las rueditas. Ya no quiero correr más bicicleta─reaccionó.
Fue tan serio el asunto para él, que estuvo
dos años si volver a intentarlo.
En todo ese tiempo, insistí y lo motivé pero
no tuve éxito.
Confieso que me sentí frustrado. Pensé que
había fallado como padre en enseñarle algo tan básico.
Luego, durante este verano, la Chiqui se
motivó y lo logramos. Salió corriendo su bicicleta en dos o tres días. Su
hermano agarró su bici y finalmente decidió intentarlo. Yo, ni corto ni
perezoso, comencé con mi special project.
Luego de haber trotado el equivalente al
maratón de Nueva York -sin rebajar ni una onza de mi panza- con la espalda
doblada -aún me duele- y agarrando su asiento por la parte de atrás, finalmente
lo logró.
Todo era cuestión de tiempo y
paciencia.
Les comparto el video de tan maravilloso
momento.
Felicitaciones al chico y al padre!!
ResponderEliminarEn esas estoy como chico...pero no tengo mucha paciencia y el tampoco :(
ResponderEliminarQue emoción! Esto de la maternidad y paternidad es hermoso! Todos los días vivimos experiencias nuevas!!!
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